miércoles, 26 de octubre de 2011

El laboratorio PEAR y su importancia para la evolución del hombre

En la universidad de Princeton, una de las más prestigiosas del mundo, durante más de 25 años funcionó un modesto laboratorio dedicado a estudiar la intervención de la conciencia humana en diferentes procesos materiales. El nombre del laboratorio era PEAR (literalmente "pera", y surgido de las siglas en inglés de "Princeton Anomalies Research Laboratory", es decir "Laboratorio de investigación de anomalías en ingeniería"). Más allá de la historia del laboratorio y de los resultados en sí (para información completa ver el sitio web en "Links"), creo que es de fundamental importancia difundir y discutir las implicaciones de los descubrimientos llevados a cabo en esta iniciativa

Básicamente los investigadores de PEAR notaron que hay efectos (pequeños, pero significativos) causados por la intención de una persona sobre un sistema físico. En particular detectaron "anomalías" en el comportamiento de sistemas aleatorios. Aclaremos que un sistema aleatorio es aquel cuyo comportamiento no puede predecirse exactamente, sólo probabilísticamente.

Para ponerlo en claro, imaginemos esta situación:

Se tira 200 veces una moneda al aire y se registra el resultado ("cara" o "ceca"). Se espera que después de las 200 tiradas (o otro número grande de ellas) haya salido aproximadamente "cara" la mitad de las veces y "ceca" la otra mitad. De hecho esto es lo que se verifica en la mayoría de los casos. Ahora imaginemos que traemos a una persona (al que llamaremos "operador") y le pedimos que sólo con su intención trate de hacer que salgan más "caras" que "cecas" o viceversa. ¿Podrá el operador incluenciar el sistema físico sólo con su intención, con su pensamiento? La respuesta de PEAR es "Sí!". Es decir se ha comprobado que la intención de los operadores (operando en los experimentos reales sobre sistemas más sofisticados, perfectamente controlados y bajo un estricto protocolo) produce una desviación pequeña, pero apreciable y significativa estadísticamente (es decir que es una anomalía que no puede estar causado sólo por la "suerte") sobre el comportamiento de sistemas físicos aleatorios.




Bravo! pero ¿Qué impacto puede tener esto en mi vida? Sin ir a la cuestión de que este resultado promueve  el cuestionamiento total de la ciencia y de nuestra concepción del mundo como humanidad, mencionemos simplemente que los procesos aleatorios están presentes a toda escala y que efectivamente influencian decisivamente nustra vida. La aleatoriedad está presente a nivel atómico (la mecánica cuántica sólo pronostica probabilidades de sucesos), a nivel biológico, social, y al nivel de todo sistema complejo que nos podamos imaginar (el clima, la sociedad, la bolsa, etc, etc, etc). En fin la aleatoriedad (el azar) es omnipresente. En el laboratorio PEAR se ha demostrado que la aleatoriedad no es tan aleatoriedad como pensamos. En realidad parece ser que la aleatoriedad está intrínsecamente relacionada con el pensamiento humano, con el "significado" de las cosas.

Sin intentar ser exhaustivo, finalizo por invitarlos a reflexionar las implicaciones de este resultado para su visión personal del mundo. Los invito a investigar sobre estos resultados (hay mucho material disponible por Internet). Y más importante que todo, los invito a abrirse seriamente a la posibilidad de que su pensamiento no es solamente un producto de desperdicio de su actividad cerebral, si no, más bien, es la fuerza que sutilmente le da forma a su vida y a la de los demás.
Experimento rutinario en el laboratorio PEAR. Un operador tratando de influenciar un proceso aleatorio de escala macroscópica: la caida de 9000 bolitas en un "pinball" gigante (Random Mechanical Cascade).